La permanencia y el viaje. Destellos para recordar Paisaje en la niebla | por Raquel Delgado

La característica más importante de Paisaje en la niebla es que es una road movie estática. Dos horas de desplazamiento hacia adelante que son la contradicción del movimiento. La película-poesía de Theo Angelopoulos que lleva a dos niños de Grecia a Alemania detrás de un padre que no existe está más en conexión con una fotografía que con una corriente de imágenes. La belleza y la emoción en esta aventura inquietante comienzan en la composición de cada escena y, por eso, es importante recorrerla, veintiséis años después de su presentación en el Festival de Venecia, a través de siete instantes congelados.



Theo Angelopoulos | Paisaje en la niebla 1. “Al principio, fue el caos. Después se hizo la luz. Esta se separó de las tinieblas. La tierra del mar. Nacieron los ríos, los lagos y las montañas. Y después las flores y los árboles, los animales, los pájaros.”. La adolescente Voula comparte habitación y cama con su hermano pequeño Alexander y en la oscuridad le susurra las primeras líneas del Génesis. La madre de ambos, en forma de luz que se filtra por debajo de la puerta, interrumpe el cuento todas las noches y lo deja sin una conclusión. Únicamente ella podría explicar a sus hijos cómo nacieron en vez de mantener su origen en sombra.
Theo Angelopoulos | Paisaje en la niebla 2. “Son hijos del azar. ¿Qué padre, qué Alemania? Es todo una gran mentira. Por no decirles que no tienen padre y para que sueñen con algo.”. El tío de Voula y Alexander revela temprano que la búsqueda con la que arranca el viaje de los niños carece de sentido. La policía los encuentra acurrucados en el vagón de un tren y los detiene en una comisaría, pero precisamente aquellos que deben devolverlos a su casa quedan paralizados cuando empieza a nevar. La fascinación por lo que en ese momento ven en la ventana es tan poderosa que permite a los dos hermanos reanudar su huida sin que les presten atención.
Theo Angelopoulos | Paisaje en la niebla 3.  Las ciudades que los protagonistas atraviesan están heladas y son irreconocibles. Grecia es un territorio en el que la industrialización se ha estancado: las fábricas, los vehículos y las construcciones, desgastados, corresponden a otra década. La desorientación de los niños está simbolizada por una compañía nómada de actores ancianos que busca sin éxito una sala que quiera acoger su representación. “Todo ha cambiado”. En este estado intemporal, sin embargo, hay necesidades que resisten. Alexander está limpiando las mesas de un restaurante a cambio de un sándwich cuando un violinista callejero lo interrumpe con su música. Su aplauso entusiasmado contrasta con la ira del dueño en una de las situaciones más hermosas del filme.

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Theo Angelopoulos | Paisaje en la niebla 4. “Sois niños raros. El tiempo parece no importaros, pero tenéis prisa por iros. Parecéis viajar sin rumbo, pero vais a algún sitio. Sabéis a dónde, ¿no?”. Orestes, el conductor de un autobús destartalado que acompaña a Voula y a su hermano unos días, es el único personaje sensible a los sentimientos de los protagonistas. Él también reconoce estar perdido y vivir “deslizándose en el vacío” aunque, como los niños, quiere despejar la niebla. En una calle mojada y oscura encuentran tres fotogramas en blanco en los que, al contemplarlos a la luz, creen ver un árbol. Alexander conservará este fragmento de película con la esperanza de obtener una revelación.
Theo Angelopoulos | Paisaje en la niebla 5.  La violación de Voula por parte de un camionero borracho es el acontecimiento más estremecedor de Paisaje en la niebla. Este acto violento, en el que el sollozo de la víctima está anulado, señala el final brusco de la niñez de la protagonista, que a partir de entonces comprenderá cuánto valor tiene el sexo para un adulto y qué rápido es acceder a una recompensa a través de él. En el diario que escribe para su padre registra lo que ha sucedido: “He estado muy enferma. Tenía mucha fiebre, pero se me va pasando. ¡Qué largo es el camino hasta Alemania!”. Desde ahora, Voula llevará el pelo suelto y despeinado.
Theo Angelopoulos | Paisaje en la niebla 6.  El ejército ha tomado Grecia. Los soldados, como todos los demás en Paisaje en la niebla, también deambulan por el país. La separación entre Orestes y los dos hermanos está precipitada por la marcha de este al servicio militar. Esta despedida es para Voula tan desgarradora como la violación porque la cercanía con Orestes ha hecho que se enamore de él. Es un primer amor imposible y así lo comprende ella cuando le observa flirtear con otro hombre. La canción hipnótica Every Night de Last Drive y el humo de la discoteca subrayan esta decepción. Ni el abrazo ni las palabras de Orestes (“La primera vez es así. Solitaria. El corazón te late muy fuerte. Te tiemblan las piernas. Querrías morir.”) alivian la tristeza de Voula.
Theo Angelopoulos | Paisaje en la niebla 7.  La metáfora final. Alemania y Grecia no están separadas por ninguna frontera y, aun así, Voula y Alexander logran cruzarla. En el país soñado, después de ser disparados desde una torre de control, los recibe un árbol cubierto de niebla. El último fotograma, como preveía Alexander, conduce al Génesis y a la raíz. “Te contaré la historia…”.

En este viaje de siluetas las paradas son más importantes que el destino.



Raquel Delgado



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