La identidad y sus fantasmas, esa búsqueda que toma parte de nuestra vida y expone ante nosotros las múltiples opciones vitales que en algún momento pudimos elegir. Siempre quebradiza y vulnerable, abierta al cambio, la identidad es un tema de reflexión que el cine ha sabido aprovechar enfocándolo hacia esos relatos en los que el pasado traumático (lo familiar como ese primer espacio donde se gesta nuestra identidad) detona sobre el presente; en esas historias de desdoblamientos y personalidades alteradas, que ponen en cuestión la capacidad de dotar de un sentido fijo a aquello que entendemos por un Yo o un Nosotros; o, en fin, a esos bocados de realidad que nos hablan de héroes y fantasmas del presente, que nos interrogan por su condición e identidad.


En numerosas ocasiones, la identidad se convierte en la piedra de toque de una narración, pues nos permite advertir cada transformación de un personaje en sus diferentes (aquello que fue, que es y, quién sabe, que podrá ser). A menudo, esa transformación de un lugar, una figura o un recuerdo, se manifiesta como un espectáculo íntimo y cercano, algo que podríamos trasladar a nuestra propia experiencia; en otras, son los mitos contemporáneos (héroes y famosos) los que articulan y explicitan ese cambio en el interior de un blockbuster.  


A partir de la identidad y sus fantasmas queremos recorrer el camino, siempre apasionante, que une la genealogía de un héroe con el paso implacable del tiempo sobre nuestro entorno familiar, los fantasmas que acosan nuestra estabilidad mental con aquellos otros que proyectamos para expulsar ese dolor que ya no aguantamos dentro, el tremendo desgaste emocional que atesora nuestra memoria vital con las fantasías que dibujamos alrededor de nuestra memoria. En definitiva, queremos recorrer ese camino que, en algún momento nuestra vida, nos conduce a preguntarnos quiénes somos realmente, en qué consiste la identidad y cuáles son sus fantasmas.  

volver

La identidad y sus fantasmas
La identidad y sus fantasmas
Détour