Si hay un cineasta al que apreciamos especialmente en Détour, al que incluso consideramos como una extraña (o no) referencia, aquel al que nos encomendamos cuando empezó todo esto, ese es Nanni Moretti. Nanni Moretti es para nosotros no solo una idea del cine, sino una idea de la vida, de hacer las cosas, de ser. En su cine, en su persona, nos encontramos de algún modo, y esa podría ser una razón suficiente para dedicarle un especial.


Entre los múltiples elementos característicos del cine de Nanni Moretti emergen el baile y, por extensión, el musical; los pasteles como símbolo y metáfora de un estado de las cosas; la herencia de una generación triste que, como él mismo se encarga de señalar, profundamente reveladora de la actitud de una Italia y un tiempo que llegamos a añorar; la obsesión por el marcaje directo al que somete a cualquier estamento (la televisión, la política, la iglesia), buscando sacar a la luz sus entretelas y miserias para advertirnos cuán subordinados estamos a sus decisiones. Moretti es, en suma, un cineasta cuya carrera ha procurado un retrato agrio, cómico, miserable, partisano y profundamente comprometido con su tiempo.


A través de sus mujeres, su alter ego, sus encendidas diatribas contra los poderes fácticos y sus filias, en Nanni Moretti. El amigo italiano emprendemos un trayecto a través del cuál mostrar fragmentos para una historia de la cultura y la sociedad italianas escritas por uno de sus mejores intérpretes.



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Nanni Moretti. El amigo italiano
Nanni Moretti. El amigo italiano
Détour